En la Constitución de 1931 se realizaron
varias reformas en la Iglesia. Los partidos republicanos y el partido socialista integrados en el Gobierno Provisional que se formó en España tras la caída de la Monarquía el 14 de abril de 1931 estaban completamente de acuerdo en que uno de los principios
básicos del nuevo régimen republicano habría de ser la completa separación de la Iglesia y el Estado poniendo fin así a más de
cien años de confesionalidad del Estado.
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Niceto Alcalá Zamora |
Pero
discrepaban sobre el alcance que debía tener la secularización. A grandes rasgos se puede decir que existían dos
propuestas. La minoritaria, liderada por la Derecha Liberal Republicana de Niceto Alcalá-Zamora y Miguel Maura que defendía un anticlericalismo o laicismo moderado que propugnaba la secularización del Estado pero no de la sociedad. La postura mayoritaria era
la defendida por el resto de partidos republicanos y por el PSOE que pretendían ir mucho más lejos al propugnar un anticlericalismo radical que no sólo abogaba por la secularización del Estado,
sino también de la sociedad, justificándolo por el daño que había causado el clericalismo en la historia de España, al
convertirse en el principal obstáculo para su progreso y modernización.
Manuel Azaña |
El nuevo
Gobierno de Manuel Azaña finalmente establecerá un estado laico, aconfesional y
neutral en tema religioso, lo que permitió aprobar los divorcios u matrimonios
civiles así como la secularización de los cementerios. La enseñanza pasa a ser
pública y laica con la ley de congregaciones, ya que existe libertad religiosa.
También se disolvió la Compañía deJesús.
Tanto la Iglesia Católica
como las organizaciones vinculadas a ella reaccionaron enérgicamente contra la
solución que se había dado a la cuestión religiosa en la Constitución. Una vez
aprobada la los obispos españoles hicieron público a finales de diciembre de
1931 un documento colectivo de protesta por el trato dado a la Iglesia
Católica. Por primera vez en la historia del constitucionalismo español se
implantó un Estado laico, superando por fin la secular oposición clerical a que se introdujera
cualquier medida secularizadora que pudiera poner en riesgo la “unidad
católica” de España.
En 1933 tras las elecciones
el presidente de la República, Alcalá-Zamora, encargó formar gobierno al partido Radical (aunque el ganador fue
la CEDA) para poder lograr un cierto
equilibrio, ya que este partido no tuvo más remedio que aceptar los
planteamientos ideológicos de la CEDA para mantenerse en el gobierno. Entre las
medidas que se tomaron una de las más importantes fue la conciliación con la iglesia
católica, el Estado siguió pagando parte de su sueldo a los sacerdotes mientras
los colegios católicos siguieron funcionando con normalidad.
El comunismo internacional
cambia de estrategia, la política a seguir debía pasar por el establecimiento
de Frentes Populares, que implicaban la alianza de partidos socialistas y
comunistas con burgueses antifascistas, frente al enemigo común. El objetivo es
frenar el fascismo. El proyecto frente populista se llevó a cabo en España,
pues el del Gobierno, comprometido en sobornos y escándalos financieros,
provocó la convocatoria de elecciones para el día 16 de febrero de 1936.
La
conjunción republicano-socialista se preparó para la consulta con la firma de
una alianza electoral, o Frente Popular,
en la que estarían representadas las izquierdas y gran parte de las fuerzas
progresistas. Su programa hacía hincapié en el restablecimiento de la política
de reformas del primer bienio. Finalmente el Frente popular ganó las
elecciones. Manuel Azaña pasó a ser el presidente de la República, pero no era
consciente de la insurrección armada que estaban preparando algunos militares
de la derecha. El 17 de julio de 1936 comienza la guerra civil tras el
asesinato de Calvo Sotelo.
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