miércoles, 26 de diciembre de 2012

Relación Estado-Iglesia durante la II República

En la Constitución de 1931 se realizaron varias reformas en la Iglesia. Los partidos republicanos y el partido socialista integrados en el Gobierno Provisional que se formó en España tras la caída de la Monarquía el 14 de abril de 1931 estaban completamente de acuerdo en que uno de los principios básicos del nuevo régimen republicano habría de ser la completa separación de la Iglesia y el Estado poniendo fin así a más de cien años de confesionalidad del Estado.  

Niceto Alcalá Zamora
Pero discrepaban sobre el alcance que debía tener la secularización. A grandes rasgos se puede decir que existían dos propuestas. La minoritaria, liderada por la Derecha Liberal Republicana de Niceto Alcalá-Zamora y Miguel Maura que defendía un anticlericalismo o laicismo moderado que propugnaba la secularización del Estado pero no de la sociedad. La postura mayoritaria era la defendida por el resto de partidos republicanos y por el PSOE que pretendían ir mucho más lejos al propugnar un anticlericalismo radical que no sólo abogaba por la secularización del Estado, sino también de la sociedad, justificándolo por el daño que había causado el clericalismo en la historia de España, al convertirse en el principal obstáculo para su progreso y modernización. 

Manuel Azaña


El nuevo Gobierno de Manuel Azaña finalmente establecerá un estado laico, aconfesional y neutral en tema religioso, lo que permitió aprobar los divorcios u matrimonios civiles así como la secularización de los cementerios. La enseñanza pasa a ser pública y laica con la ley de congregaciones, ya que existe libertad religiosa. También se disolvió la Compañía deJesús. 

Tanto la Iglesia Católica como las organizaciones vinculadas a ella reaccionaron enérgicamente contra la solución que se había dado a la cuestión religiosa en la Constitución. Una vez aprobada la los obispos españoles hicieron público a finales de diciembre de 1931 un documento colectivo de protesta por el trato dado a la Iglesia Católica. Por primera vez en la historia del constitucionalismo español se implantó un Estado laico, superando por fin la secular oposición clerical a que se introdujera cualquier medida secularizadora que pudiera poner en riesgo la “unidad católica” de España. 

En 1933 tras las elecciones el presidente de la República, Alcalá-Zamora, encargó formar gobierno al partido Radical (aunque el ganador fue la CEDA) para poder lograr un cierto equilibrio, ya que este partido no tuvo más remedio que aceptar los planteamientos ideológicos de la CEDA para mantenerse en el gobierno. Entre las medidas que se tomaron una de las más importantes fue la conciliación con la iglesia católica, el Estado siguió pagando parte de su sueldo a los sacerdotes mientras los colegios católicos siguieron funcionando con normalidad. 

El comunismo internacional cambia de estrategia, la política a seguir debía pasar por el establecimiento de Frentes Populares, que implicaban la alianza de partidos socialistas y comunistas con burgueses antifascistas, frente al enemigo común. El objetivo es frenar el fascismo. El proyecto frente populista se llevó a cabo en España, pues el del Gobierno, comprometido en sobornos y escándalos financieros, provocó la convocatoria de elecciones para el día 16 de febrero de 1936. 

La conjunción republicano-socialista se preparó para la consulta con la firma de una alianza electoral, o Frente Popular, en la que estarían representadas las izquierdas y gran parte de las fuerzas progresistas. Su programa hacía hincapié en el restablecimiento de la política de reformas del primer bienio. Finalmente el Frente popular ganó las elecciones. Manuel Azaña pasó a ser el presidente de la República, pero no era consciente de la insurrección armada que estaban preparando algunos militares de la derecha. El 17 de julio de 1936 comienza la guerra civil tras el asesinato de Calvo Sotelo.

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